La salud mental de los niños es un tema de creciente preocupación, especialmente ante la reciente crisis de salud mental juvenil. La pandemia ha exacerbado esta crisis, y muchos padres se encuentran en la difícil situación de buscar tratamientos efectivos para sus hijos, con resultados a menudo inciertos y desgastantes.
Pero, ¿y si hubiera una manera de predecir qué tratamiento funcionaría mejor para cada niño? Aquí es donde la neuroimagen funcional podría marcar una diferencia significativa.
¿Qué es la neuroimagen funcional?
La neuroimagen funcional, en particular la resonancia magnética funcional (fMRI), permite a los científicos observar el cerebro en acción.
A diferencia de la resonancia magnética tradicional que ofrece una imagen estática del cerebro, la fMRI captura imágenes dinámicas que muestran cómo el cerebro responde a diversos estímulos en tiempo real. Es como observar un motor de automóvil en funcionamiento, en lugar de examinarlo mientras está apagado.
Cuando los niños participan en estudios de fMRI, pueden estar involucrados en actividades como juegos de video que evocan respuestas emocionales.
Estas imágenes permiten a los investigadores ver cómo se activan diferentes áreas del cerebro en respuesta a eventos emocionales o interpretar las expresiones faciales de las personas.
Esto proporciona una visión profunda de cómo funcionan las conexiones cerebrales en situaciones cotidianas y puede ayudar a identificar patrones que indiquen trastornos de salud mental.
Identificación de firmas cerebrales para tratamientos personalizados
Uno de los objetivos clave de la investigación en neuroimagen funcional es identificar “firmas cerebrales” que puedan predecir qué niños se beneficiarán de tratamientos establecidos para la salud mental.
Por ejemplo, en un estudio realizado en San Diego, los investigadores utilizaron fMRI para analizar las respuestas cerebrales de niños que habían experimentado traumas significativos.
Muchos de estos niños vivían en comunidades desfavorecidas, donde la violencia, la pérdida de seres queridos y otras formas de trauma eran comunes.
El tratamiento estándar para estos casos es la terapia cognitivo-conductual enfocada en el trauma (TCC-ET), que en general es efectiva. Sin embargo, alrededor de un tercio de los niños no mostró mejoras significativas después del tratamiento.
Al analizar las imágenes cerebrales, los investigadores encontraron que estos niños tenían respuestas anómalas a las recompensas.
Sus cerebros reaccionaban de manera inadecuada, a veces con una activación exagerada y otras con una disminución, lo que sugería un problema fundamental en la forma en que sus cerebros valoraban y procesaban las recompensas. Este hallazgo puede ser clave para desarrollar tratamientos más personalizados en el futuro.
Hacia un futuro de tratamientos personalizados
La investigación en neuroimagen funcional está en sus primeras etapas, pero ofrece un potencial enorme para el futuro de la salud mental infantil.
Imaginemos un futuro donde, en lugar de probar múltiples tratamientos hasta encontrar uno que funcione, los médicos puedan ordenar una prueba de laboratorio basada en una fMRI del cerebro del niño.
Los resultados podrían guiar a los médicos para prescribir un tratamiento personalizado y más efectivo desde el principio.
Este artículo está basado en la charla TEDx de la Dra. Jillian Lee Wiggins titulada What brain imaging could tell us about kids’ mental health presentada en TEDxSanDiego.
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