La resonancia magnética ha demostrado ser una herramienta esencial en la evaluación del cáncer de recto, especialmente en lo que respecta a la diferenciación de tumores y el establecimiento de criterios de estadificación.
Con un enfoque creciente en el uso del MRI para guiar decisiones de tratamiento, una reciente revisión literaria publicada en el American Journal of Roentgenology destaca algunos de los principios clave en la evaluación del cáncer rectal.
A continuación, se presentan siete conclusiones clave extraídas de esta revisión.
1. El uso del “Sigmoid Take-off” (STO) mejora la concordancia entre lectores
La identificación precisa del punto de transición entre el colon sigmoide y el recto, conocido como “sigmoid take-off” (STO), ha mostrado mejorar la concordancia entre radiólogos.
Un estudio reveló un incremento del 17% en el acuerdo interobservador al incorporar este punto de referencia en las evaluaciones por MRI.
Además, otro estudio de 2022 indicó que el uso del STO para clasificar tumores habría resultado en la reclasificación de tumores en el 28% de los pacientes, con cambios en los planes de tratamiento en el 82% de esos casos.
2. El curco intersfintérico como referencia para definir el borde anal (AV)
Tradicionalmente, las mediciones endoscópicas de la altura del tumor y la ubicación del borde anal (AV) han sido inexactas debido a la variabilidad en los puntos de referencia anatómicos utilizados.
La revisión sugiere que el surco intersfintérico podría ser un marcador más confiable para identificar el AV en las imágenes de MRI, mejorando la precisión en la estadificación de los tumores rectales.
3. Regeneración local del tumor en pacientes con vigilancia activa
Un estudio reciente publicado en 2024 mostró que el 94% de los pacientes en vigilancia activa, después de recibir terapia neoadyuvante para tumores rectales localmente avanzados, experimentaron una regeneración local del tumor en un plazo de dos años.
Este hallazgo destaca la importancia del seguimiento continuo en estos pacientes para detectar cualquier recidiva temprana.
4. Dificultades en la clasificación de tumores T4b
La clasificación de los tumores T4b puede ser compleja cuando se trata de determinar si el tumor está adherido o simplemente en contacto con órganos adyacentes.
Los autores de la revisión recomiendan que la ausencia de un plano de grasa entre el tumor y el órgano adyacente debe considerarse como un posible riesgo de enfermedad adhesiva o involucración microscópica del tumor, lo que puede justificar una resección más amplia.
5. Implicaciones de la invasión de la fascia mesorrectal (MRF)
Los pacientes con invasión de la fascia mesorrectal (MRF) por el tumor primario tienen el doble de riesgo de recurrencia tumoral (42%) en comparación con aquellos cuya invasión de la MRF es causada por invasión vascular extramural (EMVI) (22%).
Sin embargo, cuando los ganglios linfáticos con márgenes lisos se encuentran a menos de 1 mm de la MRF, el riesgo de recurrencia es extremadamente bajo (0.55%).
6. Criterios para la evaluación de ganglios linfáticos en el MRI de recto
Si bien la estadificación de los ganglios linfáticos (LNs) en el MRI de recto puede ser inexacta, los investigadores recomiendan una combinación de criterios basados en la morfología y el tamaño del eje corto para reportar ganglios linfáticos mesorrectales sospechosos.
También sugieren utilizar criterios basados en el tamaño del eje corto para documentar los ganglios linfáticos locorregionales de la pelvis lateral.
7. Evaluación de la fibrosis postratamiento y restadificación con MRI
Al restadificar a los pacientes que han recibido terapia neoadyuvante, los radiólogos deben evaluar tanto la presencia de tumor residual como la fibrosis postratamiento.
Es importante prestar atención a la proximidad de estas estructuras al canal anal y a la MRF.
Aunque el MRI tiene un valor predictivo negativo superior al 90% en estos casos, los investigadores advierten sobre la posibilidad de sobrestimar la implicación de la MRF, dado que el valor predictivo positivo es solo del 50%.
Conclusión
La MRI continúa siendo una herramienta invaluable en la evaluación y estadificación del cáncer de recto.
Esta revisión literaria destaca avances clave en la precisión diagnóstica, mejorando la concordancia entre lectores y orientando decisiones de tratamiento más personalizadas.
A medida que el tratamiento del cáncer rectal sigue evolucionando, es fundamental que los radiólogos se mantengan actualizados en estos principios emergentes para ofrecer un tratamiento más eficaz y adaptado a cada paciente.
Imagen destacada: se pueden observar imágenes de resonancia magnética ponderadas en T2, en los planos sagital (A) y coronal (B), que revelan un tumor en el recto medio y otro en el recto bajo, respectivamente. Imágenes del American Journal of Roentgenology.
Para conocer más sobre esta investigación, puede visitar el AJR y acceder al artículo completo.
0 comentarios