A lo largo de la pandemia de COVID-19, se ha observado un número significativo de niños que siguen experimentando fatiga persistente y problemas respiratorios meses después de su recuperación inicial. Un nuevo estudio publicado en la revista Radiology ha arrojado luz sobre este fenómeno, revelando que los jóvenes con síntomas prolongados muestran alteraciones en la perfusión pulmonar.
Estas conclusiones se obtuvieron mediante la técnica de fase-resolved functional lung (PREFUL) MRI, que no utiliza radiación ni contraste, y ofrece una imagen más detallada de la dinámica respiratoria en niños y adolescentes.
Introducción al problema de la fatiga persistente
La fatiga crónica es uno de los síntomas más desconcertantes que persisten tras la fase aguda de la COVID-19, incluso en niños con una recuperación clínica aparentemente normal. Muchos padres se han enfrentado a la preocupación de ver cómo sus hijos siguen experimentando cansancio extremo o dificultad para retomar las actividades cotidianas.
En numerosos casos, las pruebas médicas de rutina, como análisis de sangre, radiografías de tórax o estudios de función pulmonar simples, no suelen mostrar anomalías notables.
Esto ha generado incertidumbre tanto para las familias como para la comunidad médica.
La complejidad de la fatiga post-COVID radica en que no está asociada necesariamente con datos anormales en pruebas convencionales. Hasta hace poco, se sospechaba que el cansancio persistente en niños podría tener una base fisiológica, pero no existía evidencia clara que respaldara la hipótesis.
El nuevo estudio presentado en Radiology empleó una técnica de resonancia magnética avanzada para identificar disminuciones en la perfusión pulmonar, reforzando la idea de que los síntomas respiratorios residuales y la fatiga en población pediátrica no son solo un fenómeno psicológico o inespecífico.
Este hallazgo es especialmente importante para la radiología pediátrica, un campo en el que se busca minimizar la exposición a radiación sin sacrificar la calidad diagnóstica.
PREFUL MRI demuestra que es posible estudiar con precisión la función pulmonar en niños, abriendo la puerta a evaluaciones más seguras y completas para esta población vulnerable.
Contexto del estudio y justificación de la técnica
El uso de la tomografía computarizada para examinar el tórax no siempre está indicado en niños, debido al riesgo que conlleva la exposición a radiación.
Esto ha llevado a que la mayoría de los niños con síntomas prolongados de COVID-19 se sometan a pruebas funcionales como espirometrías, ecocardiografías o estudios de función pulmonar convencionales.
Si bien estas herramientas son valiosas, no proporcionan una visión profunda de la fisiología pulmonar ni de la relación entre ventilación y perfusión.
La resonancia magnética se ha perfilado como una alternativa ideal para la evaluación torácica sin radiación. Sin embargo, para examinar la perfusión y ventilación de manera dinámica, se requerían técnicas específicas que, hasta hace poco, eran poco accesibles o estaban en fase experimental.
PREFUL MRI ha surgido como una solución innovadora, capaz de proporcionar imágenes detalladas del flujo de aire y de la sangre en los pulmones.
Este estudio se llevó a cabo entre abril de 2022 y 2023, incluyó 54 niños de entre 11 y 17 años, y comparó los hallazgos en aquellos con síntomas persistentes de COVID-19 frente a un grupo control de participantes sanos.
Todos se sometieron a la técnica de PREFUL MRI con el objetivo de analizar en profundidad la relación entre alteraciones de la perfusión y la persistencia de la fatiga.
El carácter prospectivo de la investigación y su enfoque cuantitativo hacen de este estudio un hito en la radiología pediátrica.
Por primera vez, se ha demostrado con una técnica no invasiva y libre de radiación que los niños que sufren de COVID prolongado presentan patrones medibles de perfusión alterada.
Esto marca un paso decisivo en la comprensión de la base fisiológica de la fatiga post-COVID y abre la posibilidad de un abordaje más personalizado.
Tecnología de PREFUL MRI en niños
La fase-resolved functional lung MRI (PREFUL MRI) es una técnica que combina la capacidad de la resonancia magnética para capturar imágenes con la posibilidad de visualizar en tiempo real la entrada y salida de aire, así como la perfusión sanguínea en el pulmón.
A diferencia de otros estudios de imagen, PREFUL MRI no requiere la administración de agentes de contraste. Tampoco utiliza radiación ionizante, lo que la hace especialmente apropiada para la población pediátrica.
En la práctica, PREFUL MRI se basa en secuencias rápidas que miden el movimiento del tejido pulmonar y la variación del flujo sanguíneo en diferentes fases del ciclo respiratorio.
Esto brinda datos cuantitativos sobre la eficacia de la ventilación y la perfusión en regiones específicas del pulmón.
Mediante algoritmos avanzados, la técnica detecta regiones con menor volumen de aire o flujo sanguíneo, lo que se traduce en indicadores cuantificables de daño o alteración.
La aplicación de esta metodología en niños con secuelas de COVID-19 representa un avance relevante. Hasta la fecha, la mayoría de los estudios con imágenes avanzadas de pulmón se habían centrado en poblaciones adultas.
La capacidad de PREFUL MRI para ofrecer un análisis detallado sin riesgos adicionales es fundamental para mejorar la caracterización clínica de síntomas como la disnea, la fatiga intensa y la disminución de la tolerancia al ejercicio en menores de edad.
Además, su uso puede contribuir a diferenciar si la sintomatología tiene una correlación objetiva con alteraciones pulmonares o si se debe a otros factores cardiovasculares o musculoesqueléticos.
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Imagen destacada. Fuente: Radiology
Se muestran secciones coronales ejemplares de los mapas de ventilación y perfusión obtenidos mediante la técnica fase-resolved functional lung (PREFUL) MRI en una participante femenina de 15 años con secuelas de COVID-19 (PCC) y en otra participante sana de la misma edad y sexo.
(A, B) Las imágenes corresponden a la ventilación regional, con valores de (A) 0,1 mL/mL en la participante con PCC y (B) 0,5 mL/mL en la participante sana.
En lo referente a la ventilación dinámica (C, D), se observa la métrica de correlación del bucle flujo-volumen: (C) 0,98 unidades arbitrarias (ua) en la participante con PCC y (D) 0,99 ua en la participante sana.
(E, F) Por último, los mapas de perfusión evidencian una perfusión cuantificada media de 27 mL/min por 100 mL en la participante con PCC, frente a 89 mL/min por 100 mL en la participante sana.
Principales hallazgos y correlaciones con la fatiga
Los resultados del estudio fueron contundentes al comparar a los niños con COVID prolongado frente al grupo control.
Los participantes con síntomas persistentes mostraron disminuciones en la ventilación y la perfusión pulmonar, cuantificadas mediante métricas específicas derivadas de la PREFUL MRI. Estas diferencias fueron más notorias en aquellos que reportaban niveles elevados de fatiga.
Además de la fatiga, muchos niños describían sensación de falta de aire, incluso al realizar actividades moderadas.
La técnica de PREFUL MRI demostró la existencia de defectos en la distribución del flujo de aire y sangre en zonas concretas del pulmón, lo que puede explicar por qué la disnea y el cansancio se acentúan.
Resulta particularmente revelador que el estudio estableció una correlación positiva entre la reducción en la perfusión y la severidad de la fatiga, resaltando que existe una base fisiológica para los síntomas persistentes.
Estos datos confirman que la persistencia de manifestaciones respiratorias y de cansancio en niños tras la COVID-19 no es solo una cuestión subjetiva. Las imágenes obtenidas por PREFUL MRI evidencian cambios regionales en el pulmón, que probablemente sean el origen de las sensaciones de debilidad y disnea.
Así, se fortalece el argumento de que los niños con esta condición requieren un seguimiento clínico especializado, enfocado en restablecer su capacidad funcional y su calidad de vida.
Implicaciones para la práctica clínica
Los hallazgos de esta investigación tienen varias repercusiones importantes para la práctica radiológica y pediátrica.
Por un lado, ofrecen una alternativa diagnóstica que no expone a los niños a radiación, un factor clave para la protección de la salud infantil. Por otro lado, sugieren que las pruebas de función pulmonar convencionales podrían complementarse con técnicas de imagen avanzadas cuando existan síntomas persistentes que no se explican por métodos habituales.
La PREFUL MRI brinda información sobre la fisiología pulmonar que no se obtiene mediante radiografías o ecocardiografías, lo que podría guiar tratamientos más específicos.
Por ejemplo, en casos de déficit ventilatorio significativo, se pueden plantear terapias de rehabilitación pulmonar con ejercicios de respiración, mientras que alteraciones en la perfusión podrían indicar la necesidad de un seguimiento cardiológico más estrecho.
Además, el carácter cuantitativo de esta técnica facilita la monitorización a largo plazo. Los profesionales podrán evaluar la evolución de las anomalías detectadas y medir la respuesta a distintos abordajes terapéuticos.
Así, la radiología deja de ser solo una herramienta diagnóstica para convertirse en un pilar en la vigilancia y control del COVID prolongado en la infancia.
La importancia de la correlación entre síntomas y cambios fisiológicos detectados por PREFUL MRI también resalta la necesidad de educar a las familias.
El mensaje de que las molestias de sus hijos pueden tener un sustrato orgánico medible puede brindar alivio y orientar las expectativas de recuperación de manera más realista.
Relevancia clínica y proyecciones futuras
El estudio concluye que las alteraciones pulmonares en niños recuperados de COVID-19 no siempre se reflejan en exámenes convencionales, pero pueden identificarse con PREFUL MRI.
Este descubrimiento abre el camino para futuros trabajos de investigación que amplíen la muestra de pacientes y evalúen intervenciones dirigidas, como la rehabilitación respiratoria o el uso de terapias complementarias.
La continuidad de estos estudios es esencial, ya que el número de niños que presentan síntomas prolongados no es despreciable.
Se hace necesario un seguimiento prolongado que ayude a determinar si las alteraciones en la perfusión y la ventilación se revierten con el tiempo o si persisten, conduciendo a complicaciones a largo plazo.
En definitiva, la adopción de PREFUL MRI en la práctica clínica puede revolucionar el modo de abordar el COVID prolongado en la población pediátrica.
Con un método de evaluación más preciso, los profesionales de la salud podrán diseñar planes de tratamiento personalizados, establecer pronósticos más claros y ofrecer a los pacientes y sus familias un entendimiento más profundo de la condición que enfrentan.
Para conocer sobre esta investigación puede visitar Radiology y acceder al artículo completo.
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