Gestión de la calidad en imagenología: una necesidad ética, clínica y normativa
En los servicios de imagenología, la calidad no es un lujo, sino una exigencia técnica, ética y económica. La producción de imágenes diagnósticas implica la participación de equipos complejos, procesos físicos precisos y profesionales altamente capacitados.
La falla en cualquiera de estos eslabones impacta negativamente en la calidad diagnóstica, con consecuencias como aumento de dosis al paciente, mayor riesgo ocupacional, repeticiones innecesarias y sobrecostos operativos.
Para garantizar estándares sostenidos de excelencia, se requiere implementar un sistema de gestión de la calidad (SGC), estructurado en torno a la garantía de calidad (GC) y el control de calidad (CC).
Sistema de gestión de la calidad: base estructural del servicio
El SGC proporciona un marco administrativo y técnico que permite definir, controlar y mejorar todos los procesos del servicio de imagenología. Inspirado en normas como ISO 9000 e ISO 8402, este sistema busca satisfacer los requisitos explícitos e implícitos del paciente y las partes interesadas, mediante el monitoreo constante y la mejora continua.
Su aplicación debe adaptarse a la estructura y misión institucional de cada centro.
El SGC no es solo una compilación de documentos o procedimientos: es un ciclo activo de planificación, ejecución, verificación y mejora que articula funciones, responsabilidades y objetivos medibles.
Garantía de calidad: planificación y evaluación estratégica
La GC representa un conjunto de acciones planificadas y sistemáticas destinadas a proporcionar confianza en que los servicios cumplirán con los requisitos de calidad. Su aplicación en imagenología exige revisar protocolos clínicos, formación del personal, estado de los equipos y procesos administrativos.
La Organización Panamericana de la Salud y el IAEA coinciden en que un buen programa de garantía de calidad (PGC) debe incluir auditorías internas, controles técnicos, actividades educativas y supervisión de la dosis administrada.
Su meta última es asegurar que cada procedimiento realizado sea justificado, técnicamente válido, seguro para el paciente y útil para el médico referente.
Control de calidad: medición técnica del desempeño
El CC se centra en evaluar parámetros medibles del funcionamiento del equipamiento y los procesos técnicos, a través de pruebas como las de aceptación, estado y constancia.
Estas permiten verificar si los valores están dentro de los márgenes de tolerancia definidos y si los equipos operan correctamente a lo largo del tiempo. La implementación de un protocolo de CC implica inversiones en instrumentación calibrada, tiempo técnico y personal cualificado.
Sin embargo, los beneficios son evidentes: mejora en la calidad de imagen, optimización de la dosis, reducción de fallas, prolongación de la vida útil de los equipos y mayor eficiencia operativa.
Vacíos normativos y oportunidades de actualización
La revisión de la normativa chilena reveló una limitada inclusión de los conceptos de SGC, GC y CC. Solo la Norma Técnica N.º 214 de mamografía menciona el control de calidad.
Esta omisión normativa dificulta la implementación estandarizada de procesos de mejora. En este sentido, podría considerarse como referencia el marco regulatorio brasileño de 2022, adaptado a contextos latinoamericanos similares.
Una regulación robusta permitiría garantizar la seguridad del paciente, la trazabilidad de los procesos y la sostenibilidad del servicio. La inclusión de estos conceptos en la legislación sanitaria es clave para avanzar hacia una cultura de la calidad en radiología.
Responsabilidad compartida y mejora continua
La implementación de un SGC exitoso exige el compromiso activo de todo el equipo profesional: radiólogos, tecnólogos médicos y físicos médicos. Cada uno cumple un rol esencial en el diseño, ejecución y evaluación del sistema.
En este enfoque colaborativo, el SGC articula las acciones de GC y CC en una estructura coherente y funcional, ajustada a los objetivos clínicos e institucionales.
Más allá de sus implicancias regulatorias o técnicas, la gestión de calidad es una herramienta para proteger al paciente, optimizar los recursos y fortalecer la reputación profesional. Su adopción no es opcional: es parte del estándar ético y operativo del diagnóstico moderno.
Para conocer más sobre este aporte puede visitar La Revista Chilena de Radiología y acceder al artículo completo.
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