Utilizando la avanzada técnica de Resonancia Magnética Funcional (fMRI), los investigadores exploraron el cerebro de 20 pacientes con dolor crónico. ¿El objetivo? Comprender cómo la actitud del médico puede influir en la sensibilidad al dolor, incluso a nivel del sistema nervioso central.
Durante las sesiones de escaneo, las piernas de los pacientes se sometieron a estímulos que variaban desde indoloros hasta moderadamente dolorosos, mientras registraban la intensidad de su percepción en una escala.
Por supuesto, los médicos también fueron parte del estudio, sometiéndose al escaneo de fMRI.
Lo que se reveló fue fascinante
Aquellos pacientes que estuvieron solos durante el examen reportaron un nivel de dolor superior a aquellos que contaron con la presencia de un médico, incluso cuando se enfrentaron a estímulos de igual intensidad.
Cuando médico y paciente habían interactuado previamente, los pacientes sintieron una mayor empatía y comprensión por parte del médico.
Además, los médicos pudieron estimar de manera más precisa el nivel de dolor experimentado por sus pacientes.
Este estudio, publicado en la revista científica PNAS, proporciona evidencia sólida de que la empatía y el apoyo pueden ser poderosas herramientas para mitigar la intensidad del dolor.
Los datos arrojan luz sobre los procesos cerebrales que subyacen a esta modulación social del dolor, destacando la importancia de una alianza terapéutica sólida entre médico y paciente.
El Prof. Dr. Winfried Meißner, experto en el manejo del dolor, subraya la trascendencia de este estudio: “La terapia efectiva del dolor va más allá de la prescripción del analgésico correcto.
La actitud empática y la comunicación efectiva entre médico y paciente son cruciales para el éxito de cualquier tratamiento”.
Desafortunadamente, a menudo se descuida esta faceta en la práctica clínica debido a las limitaciones de tiempo.
El contacto humano empático
Ahora, con datos objetivos en mano el equipo liderado por el neurocientífico Dan-Mikael Ellingsen, ha demostrado que la interacción humana tiene un impacto decisivo en el tratamiento de pacientes que experimentan dolor.
Este estudio debería servir como un llamado de atención para que los profesionales de la salud otorguen a la comunicación la misma importancia que a la farmacología en el tratamiento del dolor.
El estudio nos recuerda que la conversación empática entre médico y paciente es una herramienta terapéutica valiosa y complementaria a la medicación.
La empatía del médico puede tener un efecto al menos tan significativo como el de un analgésico adecuado.
El dolor va más allá de la percepción sensorial; está intrínsecamente ligado al contexto emocional y afectivo.
Meißner insta a todos los profesionales a tratar a los pacientes con dolor de manera empática, brindando espacio para comprender no solo los síntomas físicos, sino también las preocupaciones y el estrés mental.
Además, los hallazgos subrayan la importancia de las expectativas positivas en el tratamiento.
“Cuanto más positivas son las expectativas de un paciente, mayor es el efecto de un medicamento”, concluye Meißner. Es una oportunidad para los médicos de aprovechar este efecto en beneficio de sus pacientes.
Para conocer más sobre este tema recomendamos visitar Revista PNAS y acceder al artículo completo.
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