Las mujeres prefieren en gran medida la mamografía con contraste en lugar de la resonancia magnética mamaria para la detección complementaria, según nuevos datos de una encuesta a pacientes publicada en junio en el Journal of the American College of Radiology.
Las dos modalidades ofrecen a los radiólogos herramientas adicionales para la imagen de mujeres con mamas densas, con alto riesgo de la enfermedad o con predisposición genética, escenarios que plantean desafíos para la mamografía tradicional. Los expertos están instando a los miembros de la especialidad a ir más allá de los modelos de riesgo u otros factores clínicos al seleccionar el enfoque más adecuado.
El Enfoque es Claro
“Incluir las preferencias de las pacientes en el proceso de toma de decisiones médicas ayudará a los proveedores a comprender qué alentará o disuadirá a una determinada mujer a hacer un seguimiento con la detección complementaria recomendada y, lo más importante, a elegir qué prueba, si alguna, es más aceptable para ella”, escribió la Dra. Wendie A. Berg de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, y sus colegas.
Para el análisis, los investigadores contactaron a 579 mujeres a principios de 2022 que habían tenido tanto una mamografía con contraste como una resonancia magnética mamaria como parte de un estudio de investigación en curso.
También enviaron una invitación por correo para completar una encuesta en línea, que se desarrolló utilizando un proceso analítico jerárquico utilizado para identificar las preferencias de los pacientes.
Los Números fueron Contundentes
Un total de 222 personas completaron el cuestionario, lo que representa una tasa de respuesta del 38%. De ellas, los investigadores determinaron que el 71% tenía preferencia por la mamografía con contraste en lugar de la resonancia magnética.
El posicionamiento de la paciente y la técnica surgió como el criterio más importante para el 33% de los encuestados, seguido de la claustrofobia (17%), la colocación de la línea intravenosa (17%) y el estrés general (18%).
Mientras tanto, los pacientes hicieron hincapié en el nivel de ruido (4,5%), la inyección de contraste (5%), también un pequeño porcentaje de las pacientes se mostró indiferente ante ambas técnicas (6%) aunque con menor frecuencia, según encontró la encuesta.
La preferencia por la mamografía fue más prevalente entre las mujeres que enfatizaban la claustrofobia (97%), mientras que la resonancia magnética fue la número uno para aquellas preocupadas por la posición de las mamas durante el estudio (54%).
La metodología ayuda a estructurar el proceso de toma de decisiones para elegir una modalidad, señalaron los autores. Lo hace al separar el problema en criterios jerárquicos, que se comparan entre sí para calcular su importancia.
“Este enfoque permitiría a un médico revisar estos criterios con una paciente que nunca ha experimentado tales pruebas y utilizar las respuestas para ayudar a la paciente a elegir la detección adecuada para ella (si corresponde)”, señalaron los autores.
“Incluir las preferencias de las pacientes, medidas mediante un modelo basado en el proceso analítico jerárquico, proporciona información sobre la estructura de las preferencias y las diferencias entre las mujeres elegibles para la detección complementaria más allá de la mamografía”, agregaron más adelante.
Para conocer más sobre este tema recomendamos visitar el JARC y acceder al artículo completo.
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