Cuestionando el rol de la mamografía 2D en la detección temprana
La detección precoz del cáncer de mama es un pilar fundamental para mejorar las tasas de supervivencia y reducir la morbilidad asociada a esta enfermedad. Sin embargo, la evidencia emergente presentada en el congreso de la Radiological Society of North America (RSNA) siembra dudas sobre la eficacia de la mamografía bidimensional (2D) como herramienta principal de cribado.
Un nuevo estudio, basado en grandes volúmenes de datos, sugiere que la mamografía convencional podría identificar menos de la mitad de los cánceres de mama detectables en la población sometida a cribado.
Estas cifras no solo ponen en tela de juicio la confianza depositada en la mamografía 2D, sino que también resaltan la importancia de explorar alternativas más avanzadas, sobre todo en mujeres con mamas densas.
En este contexto, tecnologías como la mamografía con contraste, la tomosíntesis (DBT), la ecografía complementaria, la resonancia magnética (MRI) y la imagen molecular de mama (MBI) han mostrado un potencial diagnóstico superior.
Comprender cuáles de estas herramientas ofrecen un mayor valor añadido y en qué entornos clínicos implementarlas será clave para optimizar la estrategia de cribado del cáncer de mama.
La investigación invita a los especialistas a replantear protocolos, considerando la densidad mamaria, el riesgo individual y la disponibilidad tecnológica, con el fin de mejorar la precisión diagnóstica y reducir la tasa de casos pasados por alto.
Nuevas estimaciones a gran escala
El estudio liderado por el Dr. Matthew Covington examinó datos poblacionales masivos, integrando información de 40.538.610 mamografías de cribado realizadas en 2023 conforme al Mammography Quality Standards Act (MQSA), junto con datos sobre densidad mamaria del Breast Cancer Surveillance Consortium (BCSC) y cálculos sobre la incidencia de cáncer en la cohorte.
Esta sólida base de datos permitió estimar con mayor precisión la proporción de cánceres detectables que se escaparían al empleo exclusivo de la mamografía 2D.
Los resultados sorprendieron: de las 469.437 neoplasias detectables en la población analizada, la mamografía 2D solo identificaría alrededor de 190.531 casos, es decir, cerca del 41%. Dicho de otro modo, casi 6 de cada 10 cánceres potencialmente detectables pasarían desapercibidos.
Esta revelación choca frontalmente con la idea convencional de que la mamografía es la herramienta dorada del cribado. Aunque la mamografía ha demostrado su valor histórico, la necesidad de complementarla con otras tecnologías se hace más evidente que nunca.
La densidad mamaria como factor determinante
Un punto clave para entender estas cifras es la densidad mamaria, presente en el 43% de las mujeres según datos del BCSC.
Las mamas densas dificultan la detección con mamografía convencional, ya que el tejido glandular se superpone visualmente a posibles lesiones, disminuyendo el contraste y enmascarando hallazgos sutiles. En este escenario, las herramientas complementarias cobran relevancia.
El estudio destaca que la resonancia magnética (MRI) aporta la mayor sensibilidad en mujeres con alta densidad, llegando a una tasa de detección de 16 casos adicionales por cada 1.000 exámenes. Asimismo, técnicas como la mamografía con contraste (CEM) o la imagen molecular de mama (MBI) también superan ampliamente a la mamografía 2D.
La CEM podría identificar hasta el 80% de los cánceres y la MBI alrededor del 71%. Estas cifras abren la puerta a la personalización del cribado: en función del riesgo y la densidad, podría optarse por combinar la mamografía con MRI, CEM o MBI para lograr resultados más precisos.

Comparación entre métodos de cribado
La investigación también evaluó la eficacia relativa de otros métodos complementarios, como la tomosíntesis digital de mama (DBT) y la ecografía.
Ambas técnicas aportan un incremento en la detección sobre la mamografía 2D, pero sus beneficios resultan más modestos frente a las opciones con mayor sensibilidad. La DBT sumaría unos 1,7 casos por cada 1.000, y la ecografía 2,7 casos/1.000, situándose en tasas de detección más bajas que las de CEM, MBI o MRI.
Este hallazgo no significa que DBT o la ecografía no tengan un papel, sino que su impacto absoluto en la detección adicional es menor.
Para muchas clínicas, la DBT ya representa un avance respecto a la 2D, al reducir la superposición tisular y proporcionar una visión tridimensional de la mama.
Sin embargo, la comparación con MRI o CEM refleja que existen herramientas más potentes, cuyo uso podría ser priorizado, especialmente en poblaciones de mayor riesgo o con mayor densidad mamaria.
La necesidad de un abordaje más integral
La conclusión principal es rotunda: continuar basando el cribado poblacional solo en mamografía 2D implica dejar pasar un número significativo de casos.
Con las opciones tecnológicas actuales, se abren vías para un diagnóstico más temprano y preciso. Pero esta transformación requiere la adaptación de las políticas de salud, de los protocolos de cribado y de la formación de los radiólogos.
La adopción de enfoques combinados debería, en primer lugar, tener en cuenta el perfil de riesgo individual. Mujeres con mamas densas, antecedentes familiares o factores genéticos predisponentes podrían beneficiarse enormemente de la inclusión de MRI o CEM en su rutina de cribado.
A la larga, esto podría traducirse en detecciones más tempranas, disminución de tratamientos más agresivos y mejores pronósticos. Por otro lado, se hace necesario evaluar el costo-efectividad de estas herramientas, su disponibilidad en diferentes entornos de atención y el impacto en la carga de trabajo radiológica.
Hacia una estrategia de cribado personalizada y dinámica
La era de la mamografía 2D como estándar único parece llegar a su fin.
El futuro del cribado del cáncer de mama se encamina hacia la combinación estratégica de múltiples técnicas, aprovechando las fortalezas de cada una para mitigar sus limitaciones.
En este modelo, las guías clínicas deberían ser flexibles y dinámicas, ajustándose a la evolución tecnológica y a la evidencia más reciente.
La información brindada por el estudio presentado en la RSNA es una llamada a la acción para radiólogos, oncólogos, legisladores y gestores de la salud. Diseñar estrategias de cribado basadas en múltiples modalidades podría salvar vidas y reducir el impacto económico y emocional del cáncer de mama.
Se espera que los avances en inteligencia artificial, la mayor accesibilidad a MRI y CEM, y el perfeccionamiento de la MBI allanen el camino hacia un cribado verdaderamente personalizado.
A medida que se fortalezca la evidencia, la atención sanitaria podría evolucionar desde la detección tardía hacia una intervención más temprana y precisa, con el objetivo de mejorar los resultados clínicos y la calidad de vida de las pacientes.
El mensaje es claro: la mamografía 2D, por sí sola, es insuficiente. Adaptarse a nuevas estrategias de cribado puede marcar una diferencia sustancial en la lucha contra el cáncer de mama.
Referencias
Covington M. Maximización de la detección del cáncer de mama: un análisis comparativo de estrategias de cribado. Póster presentado en la 110.ª Asamblea Científica y Reunión Anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA), del 1 al 5 de diciembre de 2024.
Berg WA, Rafferty EA, Friedewald SM, Hruska CB, Rahbar H. Algoritmos de cribado en mamas densas: revisión narrativa del panel de expertos de AJR. AJR American Journal of Roentgenology. 2021;216(2):275-294.
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